La verdad es que lo de las frutas escarchadas es un mundo a parte. El kiwi también se escarcha para acompañar a muchos postres como, por ejemplo, el roscón de Reyes.
El escarchado es una técnica gastronómica que permite convertir una pieza de fruta fresca en, por así decirlo, una golosina. Es cierto que no le gustan a todo el mundo, reconozcámoslo. Hay gente que cuando le toca una en su porción de roscón, la deja a un lado. Nosotros os decimos: probad el kiwi escarchado, os gustará.
¿Cómo escarchar kiwi?
4 raciones
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Kiwis
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1/2 litro agua
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1 Kg azúcar
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(un kilo de azúcar por cada kilo de fruta)
Pasos
75 minutos
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Pesamos la fruta., la lavamos y la pinchamos con una aguja gruesa en 4 ó 5 lugares.
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Ponemos la fruta en remojo durante dos días, hay que cambiar el agua unas tres veces al día.
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Escurrimos la fruta y la ponemos en la cazuela con agua fría la cantidad hasta que las tape.
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Encendemos el fuego y aumentamos poco a poco la intensidad, para que se calienten gradualmente, no hay que dejarlas hervir.
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Bajamos el fuego al mínimo y vamos sacando la fruta, a medida que vaya la fruta asomándose a la superficie.
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Ponemos la fruta en un cuenco amplio, con agua fría y después la dejamos escurrir.
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Tiramos el agua dónde se ha calentado la fruta. Ponemos la cazuela de confituras al fuego con medio litro de agua y un kilo de azúcar por cada kilo de fruta. Cuando se vea que el azúcar se ha disuelto por completo, agregamos los kiwis y los dejamos hasta el primer hervor.
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Retirarlos inmediatamente, con una espumadera y ponerlas en un cuenco grande, para que no están demasiado apretadas.
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Damos un hervor al almíbar que quede en la cazuela y verterlo sobre las frutas. Dejarlo así hasta el día siguiente.
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Transcurrido este tiempo, pasar el almíbar por un colador a la cazuela de confituras. Llevarlo al fuego y, cuando se ponga a hervir, incorporar en él las frutas.
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Cuando se ponga a hervir de nuevo, retirar las frutas y volver a repetir del punto 10 al 12, día a día, hasta que las frutas absorban todo el almíbar.
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Hay que prestar atención a la cocción, a medida que el almíbar va espesando, para impedir que haga caramelo.
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Colocar la fruta sobre una rejilla, forrada de papel de barba y ponerlas a secar, de día al sol o en un sitio caliente, cerca de un radiador o en el horno (previamente calentado con poca temperatura y luego apagado).
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Dar vuelta a las frutas a menudo para que se sequen bien por todos los lados.
