¿Sabías que el kiwi no solo es delicioso, sino que también puede ser una gran ayuda para tu digestión? Esta pequeña fruta verde, está repleta de propiedades que mejoran el funcionamiento de tu sistema digestivo de forma natural y efectiva. Si has sufrido alguna vez de digestiones pesadas, estreñimiento o simplemente quieres cuidar mejor tu intestino, ¡sigue leyendo… y comiendo Kiwi!
Fibra en estado puro
Uno de los grandes secretos del kiwi es su alto contenido en fibra, y lo mejor de todo es que contiene tanto fibra soluble como insoluble, ¡un combo perfecto! La fibra soluble forma una especie de gel en el estómago que ralentiza la digestión, ayudando a que los niveles de azúcar en la sangre se mantengan estables y haciéndote sentir saciado por más tiempo. Por otro lado, la fibra insoluble es la encargada de que todo se mueva con regularidad en tu sistema digestivo, ayudando a prevenir el estreñimiento.
La enzima mágica: actinidina
Otra razón por la que el kiwi es tan beneficioso para la digestión es la actinidina, una enzima que facilita la descomposición de las proteínas en los alimentos. Esto es especialmente útil si tienes problemas para digerir comidas más pesadas o ricas en proteínas, como carne o legumbres. Piensa en el kiwi como una pequeña ayudante que descompone esos alimentos difíciles para que tu estómago no tenga que trabajar tan duro.
Dile adiós al estreñimiento
Si alguna vez has sufrido de estreñimiento, el kiwi podría convertirse en tu mejor amigo. Gracias a su alto contenido en fibra y agua, esta fruta actúa como un laxante natural, pero sin los efectos secundarios que pueden tener otros remedios. Algunos estudios incluso han mostrado que el consumo regular de kiwi puede mejorar la regularidad intestinal, haciendo que ir al baño sea mucho más fácil y natural.
Amigo de tu microbiota
Además de su poder laxante, el kiwi también tiene un efecto positivo sobre tu microbiota intestinal, es decir, las bacterias buenas que habitan en tu intestino. Las fibras del kiwi actúan como prebióticos, alimentando estas bacterias beneficiosas, lo que no solo mejora tu digestión, sino que también refuerza tu sistema inmunológico y, según algunos estudios, incluso puede mejorar tu estado de ánimo. ¡Tu intestino te lo agradecerá!